Mindfulness
Esta práctica milenaria implica atención y conciencia plena. Gracias a las neurociencias, se ha podido demostrar los múltiples beneficios del mindfulness, como mejora del estado de ánimo, la concentración y memoria, fomento de la autorregulación emocional y reducción de los niveles de estrés y ansiedad percibida. Ayuda a conocer la propia mente, pudiendo discriminar mejor las emociones y ser más consciente de nuestro cuerpo y de nuestra conducta. El objetivo principal es cultivar la atención en el momento, en el aquí y ahora, observando lo que está presente en lugar de perderse en pensamientos y juicios sobre el pasado o el futuro. Al prestar atención al momento presente, se puede salir de las interminables preocupaciones, pensamientos negativos y creencias irracionales, ya que se centra la atención en lo que realmente importa.
Además, el mindfulness ayuda a conocer los hábitos y patrones de pensamiento, facilitando poder tomar otras decisiones que contribuyan a un mayor bienestar. Permite entrenar el sentir y percibir nuestros pensamientos y emociones como pasajeras, que van y vienen, no definiendo por tanto nuestra identidad. Esta tarea es ardua y suele ser bastante difícil ya que la mayoría de las personas activan el piloto automático durante el día, viviendo en sus cabezas y estando menos en contacto con el cuerpo y las emociones. Como consecuencia, hay menos contacto con el momento presente y con la alegría y la gratitud que uno puede sentir al simplificar la existencia. El resultado cotidiano de las maneras de vivir de la sociedad actual son las respuestas reactivas al estrés y las emociones desagradables que conforme avanzan y no se atienden generan sufrimiento, malestar y pueden conllevar un Trastorno Mental. Cuando alguien sufre por una sensación desagradable en el cuerpo o una emoción dolorosa, a menudo lo interpreta como un obstáculo del que se tiene que deshacer, con la consecuencia de sentir más dolor o incomodidad. Todos estos pensamientos y juicios sobre lo que se siente suele conllevar querer escaparse, salirse de ese momento y de la experiencia. Sin embargo, con la practica en mindfulness se aprende a observar el dolor (sea episódico o crónico) y con la experiencia y a lidiar con él de manera diferente para no crear un sufrimiento innecesario.
Cultivar la atención plena permite volver al momento presente a darse cuenta de que la vida consiste solo en momentos. Y que se puede simplemente ser, con todos los aspectos de esa experiencia, incluso si es desagradable.
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